miércoles, 17 de junio de 2009

CONFESIONES...

A veces no dejo de sorprenderme por pequeñas cosas y coincidencias de la vida. Allá por el año 1984 un hombre caritativo y bondadoso nos cedió un local para la practica de las artes marciales (desde aquí mi gratitud al señor Antonio Boil de Andújar). El local estaba lleno de viejos trastos inútiles y muy sucio. Con la participación de todos los presentes y con la fuerza de la ilusión, después de entrenar durante algunos meses en esas condiciones, nos pusimos manos a la obra y con permiso del dueño, fuimos desalojando el local hasta conseguir tenerlo limpio del todo.

Coincidía las fechas navideñas y los muchachos idearon hacer unas rifas (una cesta de navidad) para conseguir dinero y acondicionar el local para que pareciera un verdadero Dojo. Se hicieron algunos arreglos de obra, tales como lucir las paredes y tapar algunos desperfectos, se pintó e incluso algún compañero de hábil manejo con las herramientas, ideó unas barras para hacer ejercicios (tipo espalderas y barra para flexiones etc.). Yo algo diestro para la pintura y el diseño grafico, decoré el local que ya se iba pareciendo cada vez más a un autentico Dojo. Incluso la dichosa cesta de navidad dio para comprar algunos materiales de entrenamiento, manoplas , paos, petos, guantillas etc.

Uno de los muchachos (el más joven de 10-11 años) me preguntó con cierta tristeza si esto se convertiría en un gimnasio público. Yo respondí naturalmente que no, que todo seguiría siendo como siempre y que no temiera a ningún cambio que no fuera el lugar de entrenamiento.

El ambiente que se respiraba era de una perfecta armonía y de una gran familia y muy celosamente se admitía nuevos miembros, pues cuando alguien decidía traer un nuevo amigo, lo exponían a votación entre ellos, yo me abstenía, a mí me daba igual dar una clase para 10 que para 15. En resumir cuentas, yo iba a cobrar lo mismo, o sea, nada. Eso dio pie a diversas criticas por parte de algunos maestros de la zona. Las criticas siempre son buenas cuando son constructivas. Pero en éste caso fueron más que negativas e incluso alegando falsos testimonios, calumnias, insultos ,burlas y otros menesteres de repudia y aislamiento. Todo bajo un mismo lema: “así serán cuando no cobran, poco podrán ofrecer”.

Recuerdo como incluso alguien intentaba sin éxito amenazarme con demandarme por permitir que alumnos míos usaran el “Dobok” para entrenar o para exhibiciones públicas, alegando que no era legal. Pues en nuestros principios se podían ver algunos con indumentaria de taekwondo ,como a otros de kung fu o de karate, pues consideraba que no era muy importante la indumentaria para comenzar a practicar.

Cabe destacar que éstos eran alumnos procedentes de otros sistemas y que por ello, vestían con sus trajes de origen. Para ellos (los maestros de la zona) éramos simplemente dos locos sin futuro (indudablemente se referían a mi hermano Martín y a mí). Pero curiosamente yo venía con una larga trayectoria deportiva que algunos desconocían, aunque uno de ellos, conocía mi historial a la perfección ya que en algunos campeonatos en Alemania coincidió con uno de mis alumnos en varias ocasiones. Pero bueno, eso quizás no venga a cuento en estos momentos y sirva para escribir otro capítulo más de la historia.

Ahora después de algunos años y con la tecnología moderna (internet) en los foros especializados en artes marciales, leo con asombro que hay muchos foreros que apoyan esa misma iniciativa y me siento abrigado con sus opiniones similares a las mías de hace algo más de 20 años.

¿Coincidencias? No lo sé. Pero sí es cierto que hay gustos para todo y muchas opiniones que compartir. Quizás en lo cierto o tal vez perdido y errante en mis propias ideas, pero por muy raras que éstas parezcan, hay gente en otros extremos del mundo que comparten las mismas ideas que yo y eso, ya es un consuelo, al menos la locura que otros me atribuían, ya es un gran número los que la compartimos. ¿ Y con qué medida se mide la locura de los demás? ¿están todos los que son o son todos los que están? La locura desaparece conforme aumenta el número de locos y la sociedad comparte la dicha de ciertas locuras con el conjunto de sus miembros.

Entonces, no sé si estamos al 50% de la locura y de la cordura. Sea cual sea la inclinación de la balanza, que cada uno piense que existe otros horizontes más allá de los que nosotros mismos percibimos. Sin ánimos de hurgar en las heridas de los demás, muchos maestros consagrados en sus respectivas artes, han cesado, como comúnmente se dice: “se han cortado la coleta”. Nada se sabe de ellos, como si la tierra se los hubiese tragado. ¿Tan importante era el color del dinero que anteponen la ética y la moral ante su arte? ¿cuánto orgullo y vanidad alberga en algunos corazones humanos, para no dar una sola explicación a todos aquellos que confiaron en ellos y vaciaron sus arcas para hacerles la vida más llevadera?

Quizás un poco hartos de falsas promesas, de ver la ausencia de entrega , del amor al arte, de encubrimiento y de camuflar sus verdaderas intenciones, de profesar un falso sentimiento hacia su arte... algunos de ellos comenzáran a pensar en que el valor de un maestro, no se compra con dinero. Se ha dicho que rectificar es de sabios. Pero reconocerlo públicamente es además mucho más que eso...es de ser hombres.

Hoy analizando el global de los acontecimientos pasados, nos damos cuenta que seguimos en el mismo camino de hace más de 20 años, con la única diferencia que ahora somos muchos más los que seguimos el sendero antes desolado por unos pocos. Hoy por el mismo camino que antaño pero más concurrido, nos vemos con algunas caras conocidas que inclinan la cabeza porque no saben mirar de frente, quizás por aquello de no querer tropezar dos veces con la misma piedra.

Parece como si de repente se hubiesen dado cuenta que el mejor maestro no es aquel que tenga el gimnasio más lujoso de la ciudad, ni tan siquiera el que tenga el mayor número de alumnos, ni aquél que más elevado tenga sus honorarios.

Este mensaje puede parecer una manifestación de impulsos exaltados de alegría. Pero puedo asegurar que es todo lo contrario. No hay nada más triste, que ver a otros padecer el abandono de aquellos que en su día fueron sus ídolos . El alegrarse de las desgracias ajenas es ruin y mezquino y compadecerse, es aún peor. De manera que solo cabe ofrecerles lo que uno humildemente posee, que no es mucho en términos materiales. Pero nos queda mucho en voluntad para ayudar en lo posible y sin ambición. No hay cabida para los reproches, solo para el olvido y la fe en construir algo nuevo a partir de la nada. Dándole valor a la amistad por muchas hojas de doble filo que éstas tengan y pese al sufrimiento y al dolor, hay que seguir testimoniando amor.

No somos más que criaturas que jugamos a ser perfectos en todo un mundo de imperfecciones. Pero dentro de cada uno vive aquello que llamamos la conciencia y es la que nos premia o nos castiga, según nuestros actos.

Que cada uno viva feliz con la pequeña parcela que la a tocado vivir. Amigos, hay otra realidad más allá de la nuestra. Tan justa y verdadera como la de uno mismo, solo hace falta mirar y ver, porque mirar no es siempre ver todo lo que hay . Y aún viendo lo que hay, siempre es conveniente analizarlo y sin precipitarse demasiado, sacar conclusiones sin quitar ni poner más de lo aparentemente estudiado.

En ocasiones la lengua es más mortífera que mil Katanas afiladas. Se nos fue dicho que “piensa mal y acertarás”. Pero no siempre del todo cierto. Es más bien propio de mentes retorcidas y nada constructivas. Pues piensa bien, que siempre tendrás tiempo de rectificar. Y recordemos que entre la amplia gama de colores, también existe el gris y de diversas tonalidades.

Se me ha acusado en los foros de ser empalagoso con los temas moralistas y hasta de cansino y en cierto modo puede que así sea. Pero también me han acusado de falso maestrucho iluminado del tres al cuarto y de la única iluminación que dispongo es la de la luz solar por el día y de la lámpara por la noche en mí habitación, entonces de iluminado nada de nada. Esos atributos son tan sagrados para mí, que se los dejo a merced de los verdaderos sabios.

Lo siento por los que no quieran leerme. Pero no puedo cambiar de hoy a mañana. Vive en paz contigo mismo y deja vivir a los demás aunque sean en mundos diferentes. Más reflexión sobre uno mismo y menos juicio de valores sobre los demás. Puede que así encontremos lo que ansiamos encontrar en el ojo ajeno. De todos modos, siempre quedará una ventana abierta a la critica constructiva, para mejorar en lo posible.

Gracias a todos/as por llegar hasta aquí.

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 Nota: Este artículo no pretende hacer ningún tipo de apología política, sino simplemente aclarar algunos conceptos muchas veces confundidos...