jueves, 10 de febrero de 2022

LOS NIÑOS DE LA GUERRA


Dado el conflicto que se ha generado por las maniobras rusas en la frontera de Ucrania, se me viene a la memoria los niños soldados en Rusia.

 Seguramente que muchos de Ustedes habrán oído hablar del niño ruso de seis años que luchó como soldado en la Segunda Guerra Mundial. Éste caso se hizo especialmente famoso por la película que narra esta impresionante historia.


(Fotografías de algunas escenas de la película)

Lo cierto es que la película está basada en un hecho real. El niño soldado existió, aunque no fue el único como iremos viendo.

El niño tenía nombre propio, Seriozha Aleshkov.

Seriozha Aleshkov recibió la medalla al mérito en el combate, recibió una Browning como pistola trofeo de manos de un general del ejército e incluso fue “ascendido” al rango de teniente junior.
La Segunda Guerra Mundial afectó las vidas de millones de personas de todas las edades. Ancianos, así como jóvenes inexpertos, tuvieron que tomar las armas. Pero sólo un regimiento del Ejército Rojo en el Frente Oriental tuvo un soldado en sus filas de sólo seis años de edad.

Hijo del regimiento
En el verano de 1942, Seriozha [abreviatura de Serguéi], del pueblo de Grin en la región de Kaluga, se encontró completamente huérfano: Su padre había muerto antes de la guerra y los alemanes, ante los ojos del niño, ejecutaron a su madre y a su hermano por sus vínculos con los partisanos. Dejado solo, el niño de seis años vagaba sin rumbo por el bosque en estado de shock cuando, demacrado y hambriento, fue descubierto por un grupo de reconocimiento del 142º Regimiento de Rifles de la Guardia.

El niño rescatado dijo que se llamaba Aleshkin, aunque más tarde se supo que su verdadero nombre era Aleshkov. Los soldados decidieron mantenerlo en el regimiento e incluso fue adoptado oficialmente por el comandante del regimiento, Mijaíl Vorobiov.

El chico estaba ansioso por ser útil. Entregaba periódicos y cartas a las subunidades y volvía constantemente al cuartel general para pedir más instrucciones. Un día, mientras hacía sus rondas regulares, descubrió a unos vigías de apoyo de fuego alemanes que estaban escondidos en un pajar y fueron rápidamente neutralizados por los soldados del Ejército Rojo.

Defensor de Stalingrado

A principios de noviembre de 1942, el 142º Regimiento de Rifleros de la Guardia fue transferido a Stalingrado. Aquí el pequeño soldado realizó una acción heroica por la que fue premiado con la medalla al mérito en el combate.

Durante un bombardeo de artillería, el padre adoptivo de Seriozha quedó enterrado bajo los escombros en un refugio. El chico intentó desenterrarlo por su cuenta pero, cuando fracasó, corrió a buscar unos zapadores. Mijaíl Vorobiov se salvó, aunque conmocionado y herido por el bombardeo.

“Con su alegría y amor por su unidad y los que le rodeaban, levantó la moral y la confianza en la victoria en momentos extremadamente difíciles. El camarada Aleshkin es el favorito del regimiento”, decía la orden que otorgaba el reconocimiento a Serguéi, que acababa de cumplir siete años.

“Teniente Junior”

El camino de guerra de Aleshkov fue duro. Casi se ahogó al cruzar el río Severni Donets y, en otra ocasión, el vehículo en el que viajaba chocó contra una mina. El niño sobrevivió milagrosamente.

Una vez, de broma, los soldados le entregaron a Seriozha un uniforme de subteniente y esto casi le cuesta la vida al niño. Las brillantes correas de los hombros atrajeron la atención de unos pilotos alemanes, que dispararon una ráfaga de ametralladoras contra el “oficial”. Una bala, de hecho, impactó contra un talón de Aleshkov. “Mi padre se reprochó mucho después por ello”, relató Viacheslav Vorobiov, hermanastro de Serguéi.

Las aventuras bélicas del pequeño soldado terminaron en Polonia. El General Vasili Chuikov, comandante del 62º Ejército, en el que sirvió el soldadito, ordenó que el chico fuera enviado a la escuela militar Suvorov. Como recuerdo, el comandante militar le dio a Aleshkov una pistola Browning.

Pero Serguéi no tuvo éxito en su carrera militar, ya que su salud le acabó pasando factura (era adicto al tabaco desde muy joven). Después de obtener el título de abogado, Aleshkov vivió en los Urales durante el resto de su vida y murió de un ataque al corazón en 1990, con sólo 54 años.
Este es el caso más popular del niño soldado ruso. Pero como he dicho, no fue el único niño en la segunda guerra mundial en Rusia.

Los niños soviéticos que se convirtieron en héroes de guerra:

Defendieron Stalingrado, volaron en aviones y estuvieron entre los mejores francotiradores del Ejército Rojo. Algunos fueron galardonados con el título de Héroe de la Unión Soviética, la mayor condecoración militar del país.

Casi todo el mundo en la URSS se vio involucrado en la guerra de aniquilación que Adolf Hitler desató contra la URSS: hombres, mujeres, ancianos e incluso niños. Es más, los niños no eran de ninguna manera inferiores a los adultos en esta lucha. Decenas de miles de menores se unieron al movimiento de resistencia y al ejército regular, miles fueron premiados con condecoraciones militares y varios incluso se convirtieron en Héroes de la Unión Soviética.
(Borís Kuleshin)

Evidentemente, los niños no fueron movilizados en el Ejército Rojo (la edad de alistamiento era de 18 años, aunque algunos consiguieron alistarse a los 17). Los adolescentes solían huir de sus casas para luchar en el frente. Los huérfanos pasaban a formar parte del Ejército. Muchos así se unieron al combate, debido a la gran cantidad de víctimas en el Frente Oriental. A menudo las unidades del Ejército Rojo, tras haber recogido a un niño que se había escapado de su casa o se había quedado sin padres, no lo enviaban al frente, sino que lo adoptaban a su cargo como un “hijo del regimiento”. En la marina, se les llamaba grumetes y había muchos de ellos entre los hijos de los marineros asesinados.
(Sargento Vladimir Sokolov.)

La mayoría de los “hijos del regimiento” realizaban tareas domésticas en el frente. No siempre se les incluía en la lista del personal de una unidad militar, pero si lo hacían, se les podía daba una tarea, un uniforme e incluso un arma. Algunos de ellos participaron en las batallas.
(Piotr Klypa)

Piotr Klypa, de 14 años, era un alumno de un pelotón de música de la 6ª División de Fusileros, que en el momento de la invasión alemana estaba justo en la frontera, en la fortaleza de Brest. Al inicio de la guerra Pyotr se unió a una de las unidades de combate y desempeñó funciones de un encargado de señales, hizo salidas de reconocimiento a las posiciones enemigas, obtuvo agua y medicinas -muy necesarias para los soldados- e incluso descubrió un depósito de municiones intacto, que ayudó a los defensores de la fortaleza a durar un poco más. A principios de julio, Klypa y varios soldados lograron escapar de la fortaleza, pero pronto fueron capturados. Los nazis llevaron a Piotr a Alemania, donde tuvo que hacer trabajos forzados pero fue liberado en 1945.
(Vasili Kurka)

En octubre de 1941, Vasili Kurka, de dieciséis años, se unió a las unidades del Ejército Rojo que se retiraban de Mariupol y pidió que lo alistaran en la 395 División de Infantería. Dada su corta edad, Vasili no fue enviado al frente, sino que se mantuvo en los servicios de retaguardia. Tras enterarse de que los soldados estaban siendo reclutados para un entrenamiento como francotiradores, convenció a sus oficiales comandantes para que le dieran una oportunidad. Resultó que Kurka era un francotirador nato. Ascendió al rango de subteniente, se convirtió en comandante de un pelotón de francotiradores e incluso en instructor de la escuela. Antes de ser asesinado en enero de 1945 luchando en Polonia, Vasili había acabado con 179 soldados y oficiales enemigos, lo que lo convertía en uno de los mejores francotiradores del Ejército Rojo.
(
Iván Guerasímov)

El padre de Iván Guerasímov, de 13 años, fue asesinado al comienzo de la guerra. Además, pensó que su madre y sus hermanas habían sido quemadas vivas en su casa durante un bombardeo (después de la guerra resultó que habían sobrevivido). Ivan se unió a un regimiento de artillería de la 112ª División de Infantería, donde sirvió como ayudante de cocina, y luego como portador de municiones. Durante los combates en Stalingrado a finales de 1942, Guerasímov tomó el rifle de asalto de alguien y empezó a disparar al enemigo después de que murieran todos sus compañeros. Cuando le volaron la mano derecha y le destrozaron el codo izquierdo, él, agarrando una granada antitanque con sus muñones, sacó el pasador con sus dientes y se lanzó bajo un tanque alemán, volándolo junto con él.
(
Serguéi Aleshkin)

Serguéi Aleshkin, de cinco años, quedó huérfano después de que su hermano mayor y su madre fueran ejecutados por los alemanes en el otoño de 1941 por participar en el movimiento de resistencia (su padre había muerto antes de la guerra). El niño perdido y demacrado fue encontrado por exploradores del 142º Regimiento de Rifles de la Guardia, cuyo comandante decidió adoptar al niño. El “hijo del regimiento” más joven de la historia de la Segunda Guerra Mundial obtuvo su medalla "Por Mérito en la Batalla" en noviembre de 1942 en Stalingrado. El fuerte bombardeo de artillería hizo que el refugio del comandante se derrumbara. Bajo el fuego enemigo, el niño de seis años buscó ayuda y participó en la excavación del refugio, salvando así la vida de su padre adoptivo. Tal vez el más popular de todos ellos, y quizás por ser el más joven de todos se hizo tan popular.
(Arkadi Kamanin)

No todos los niños que estuvieron en el frente eran huérfanos o fugitivos. A veces sus padres, al ir al frente, se los llevaban con ellos. En abril de 1943 Arkadi Kamanin, de 14 años, se incorporó al 5º Cuerpo de Aviación de Asalto comandado por su padre. Después de servir durante varios meses como mecánico de vuelo y como observador, realizó su primer vuelo como piloto de un avión U-2. Después de haberse alistado en un escuadrón aéreo de comunicaciones, Arkadi Kamanin se convirtió en el piloto soviético más joven de la Segunda Guerra Mundial. Lamentablemente, tras sobrevivir a la guerra, murió de meningitis en 1947. Tenía solo 18 años.

Si el Ejército Rojo tenía miles de menores sirviendo en él, en el movimiento de resistencia eran decenas de miles. Para los jóvenes era mucho más fácil unirse a los partisanos que a una unidad militar, que tenía que cumplir ciertas normas y cuyos comandantes podían sufrir consecuencias si se sabía que tenían adolescentes en el frente. Además, desde una unidad militar se podía enviar a los niños lejos del frente y al interior del país, mientras que para los destacamentos de partisanos que luchaban en los territorios ocupados esa opción simplemente no existía.
(
Zinaida Portnova)

Algunos de los jóvenes partisanos alcanzaron la más alta condecoración militar, el título de Héroe de la Unión Soviética. Zinaida Portnova, de 17 años, fue exploradora de los partisanos en Bielorrusia y miembro de la organización clandestina Jóvenes Vengadores. Capturada por la Gestapo, fue sometida a numerosos interrogatorios, durante uno de los cuales consiguió agarrar una pistola del escritorio y disparar al interrogador y a dos de sus ayudantes. Sin embargo, su intento de fuga fracasó. En la mañana del 10 de enero de 1944, después de un mes de tortura, fue ejecutada. Catorce años después, Zinaida Portnova obtuvo a título póstumo el galardón de Héroe de la Unión Soviética.


El rostro infantil de la guerra

La guerra es un fenómeno antinatural para el ser humano. La participación de los niños en la guerra es algo doblemente antinatural. Sin embargo, la historia rusa ha conservado una gran multitud de muestras de heroísmo y de sacrificio de jóvenes soldados que, en lugar de una infancia feliz con juguetes, sufrieron una dura y terrible guerra, la pérdida de sus seres queridos, un odio feroz hacia el enemigo y una trágica muerte.
La redacción de RBTH ha escogido a cinco niños héroes de la Segunda Guerra Mundial que en el momento de su muerte todavía no habían cumplido 15 años. 
Muchos de ellos no han tenido ocasión de ser fotografiados.
(Valia Kotik)
Explorador partisano, el más joven Héroe de la Unión Soviética.
Valia Kotik trabajaba en el montaje armas y municiones, dibujaba caricaturas de los soldados nazis y las pegaba por las paredes. En otoño de 1941 realizó un auténtico 'divertimento': emboscado cerca de la carretera, lanzó una granada a un vehículo con soldados, matando a varios de ellos y al comandante de un destacamento de la gendarmería de campo. A partir de 1942 participó en el movimiento partisano en territorio de Ucrania: hizo descarrilar trenes y bombardeó varios almacenes. Murió en 1944 a la edad de 14 durante la batalla por la ciudad de Iziaslav. 

(Marat Kazéi)

Su padre, un marinero de la Flota del Báltico, le puso su nombre en honor al acorazado Marat. 

Tras la muerte de sus padres, Marat y su hermana se convirtieron en partisanos. En muchas ocasiones se infiltró en las filas enemigas en los pueblos y consiguió valiosa información para los espías soviéticos. Organizó decenas de explosiones en los ferrocarriles. Participó en batallas. Incluso cuando resultó herido se levantó varias veces para atacar al enemigo.  

En 1944, en la aldea Joromitskie (Bielorrusia) los soldados nazis descubrieron un grupo de exploradores partisanos. Los alemanes rodearon al chico esperando hacerlo prisionero. Marat abrió fuego para defenderse y cuando se le acabaron las balas se inmoló con una granada. Tenía 14 años. 
(Lara Mijéyenko)

A principios del verano de 1941, una niña de Leningrado se fue a pasar las vacaciones al pueblo donde vivía su abuela. 

Cuando comenzó la guerra no pudo volver a su casa porque el pueblo fue tomado por los alemanes.

En verano de 1943, Lara y una amiga suya entraron en un destacamento de partisanos donde se convirtieron en exploradoras. Ella recopilaba información sobre el número de unidades de soldados alemanes y la localización de los fortines y participó en la guerra “de los ferrocarriles”, haciendo descarrilar los convoyes enemigos.

En otoño de 1943, esta niña de 14 años fue capturada por los nazis durante una de sus incursiones. Durante el interrogatorio intentó inmolarse con una granada que por alguna razón no explotó. Tras una larga tortura fue fusilada. 
(Volodia Dubinin)

Cuando comenzó la guerra, este niño de 13 años junto con otros adultos se fue a una cantera de Kerch (una ciudad de Crimea). 

Volodia era mensajero y explorador en aquella fortaleza subterránea. Durante unos dos meses los alemanes lucharon contra los partisanos de la cantera y cegaron todos los accesos a ella. Como Volodia era el más pequeño de todos, podía salir a la superficie a través de unas pequeñas aberturas imperceptibles para los enemigos.

En enero de 1942, Kerch fue liberada por los soldados del Ejército Rojo y los zapadores comenzaron a levantar las minas del territorio alrededor de la cantera. Volodia se prestó voluntario para ayudarles y falleció por el estallido de una mina. 
(Musia Pinkenzon)

Uno de los más jóvenes de todos, este niño era un violinista prodigioso. 

Es el único de estos cinco niños que no participó en combates ni fue partisano, aunque su nombre se ha convertido en un símbolo del valor de todos los niños héroes de la Segunda Guerra Mundial.

La familia de Musia, que era judía, fue arrestada en verano de 1942 y condenada a muerte. Todos sus miembros fueron llevados junto con otros condenados a la orilla del río Kubán, adónde se había llevado a los habitantes de todo el pueblo. Musia, con su violín en las manos, se puso a tocar “La Internacional”,  el himno de los comunistas, que en aquel momento era también el himno de la Unión Soviética. De pronto, los habitantes del pueblo comenzaron a cantarla, y este chico, de solo 11 años de edad, siguió tocando hasta que lo mataron de un disparo.

Nota: Las imágenes y fotos pertenecen a la Federación Rusa de Derechos de Autores. 

Naturalmente, no son los únicos niños que luchan como soldados en conflictos bélicos en el mundo, por desgracia se pueden contar por miles.
























A otros, si bien no los llevaban al frente, los adoctrinaban. En efecto, también en España.



-Ricardo Mercado Sierra-
























LA GUARDIA CIVIL- LA BENEMÉRITA

 Nota: Este artículo no pretende hacer ningún tipo de apología política, sino simplemente aclarar algunos conceptos muchas veces confundidos...