viernes, 21 de enero de 2022

LOS NIÑOS SAMURAIS - Los niños de la muerte


Comenzamos este capítulo llamándolo LOS NIÑOS SAMURAIS - "Los niños de la muerte". De hecho como comentaremos en otro capítulo  titulado "LA LEGIÓN ESPAÑOLA Y LOS SAMURAIS", Millán Astray fundador de la Legión se inspiró en el Bushido para crear el código de la legión, entre ellas su lema "Soy el novio de la muerte".

En efecto, así es. Siempre se ha dicho que la vida de un Samurai era corta. De ahí que el propio samurai escogiera como símbolo de su vida la flor del cerezo, porque consideraba que era bella, pero que tenía la vida muy corta, y además porque se creía que la flor representaba las gotas de sangre derramadas en sus batallas.


Incluso muchas Federaciones cogen como símbolo la flor del cerezo, entre ellas, la Real Federación Española de Judo y la de Ju Jitsu.


Y más allá de éstas, el propio Kodokan toma la flor del cerezo como símbolo y memoria de los samurais.
En muchas de las monedas japonesas, también viene la flor del cerezo, en honor a estos bravos y valientes guerreros.

Pero nos vamos a centrar en el capítulo que nos ocupa. 

Si difícil era conseguir una foto de una Onna Bugeisha, más aún lo era conseguir fotografiar a los niños samurais. Pero gracias a que algún fotógrafo generoso expuso su trabajo en público, hoy podemos gozar de ver las caras de algunos niños que sobrevivieron y otros que han dado su vida por sus creencias y su alto sentido del honor.

Sabemos por la historia de Japón, que la casta samurai era considerada una de las clases sociales más prestigiosas en su ranking social, salvo a los que renunciaban o se veían obligados a abandonar este noble status social, bien por voluntad propia, bien por haber perdido a su Daimyo, su señor, los llamados hombres ola o Ronin. Los que permanecían en el clan gozando de estos privilegios, el hecho de nacer en el seno de una familia samurai, ya nacían con este Don...eran samurais de nacimiento. Por lo tanto, hubo una época en que el Samurai no se hacía, se nacía siendo samurai.

Dicen que a la edad de cinco años se le vistía como si ya fuera un samurái y se le hace entrega de las dos armas que le acompañaran durante toda su vida; un daito y un shoto, una espada larga y una espada corta. Nunca debía salir de su casa sin portar ambas. Mas, su escasa edad y entendimiento, no le permiten por el momento llevarlas, pero para que el símbolo de su rango de guerrero sea advertido por todos, se le proporciona una espada corta y dorada de madera,  de hecho, uno de los mejores duelistas en la historia del Japón, Miyamoto Musashi, uno de esos espadachines filósofos que utilizaban con la misma competencia el arma y la pluma, utilizó un remo de madera como arma para uno de sus más difíciles lances con el que logró abrir la cabeza a su oponente.Aunque algunos confirman que los niños desde muy temprana edad era entrenado como samurai (ambos sexos - niños y niñas).

     Como se ve sus primeras armas son armas ceremoniales pero no inofensivas, de hecho se fomenta el uso agresivo de ellas. Su propósito no era causar heridas mortales, pero las espadas de madera puede ocasionar traumatismos muy dolorosos. Otros historiadores dicen que las armas eran reales, el Wakizashi y Tanto.


Desde los hijos de emperadores, al samurai más humilde.



Los niños samuráis, tenían también otras funciones y deberes, no solo para combatir.

Pues se encargaban de la tareas domésticas, el cuidado de los hermanos menores y los ancianos, mientras sus progenitores (madre y padre), estaban al frente de la guerra.





Así mismo y cuando sus progenitores regresaban de alguna batalla, eran los niños quienes se encargaban de servir a sus padres.


El pequeño samurái o pequeña Onna Bugeisha, lucirá sus heridas de combate, que las tendrá pese a su corta edad,  con un orgullo que será grave, porque las emociones de un futuro samurái transcurren por un viaducto muy estrecho que no admite ostentación alguna. Su infancia quizás, se cierre con un nuevo obsequio una espada de metal  pero sin filo. Con ella se ejercitará hasta que cumpla los quince años. Entonces podrá  tomar el pleno uso del Daito y el Shoto o lo que es lo mismo, de su Katana y el Wakizashi con que a los cinco años le habían obsequiado. Ha dormido con ellas muy cerca y le acompañaran hasta su último suspiro, de hecho el Wakizashi le daría la muerte pues también estaba destinada, caso de ser preciso, a practicarse con ella el Seppuku o el Hara Kiri. Cualquiera que las toque incurrirá con él en grave ofensa, aunque solo tenga quince años. A esa edad bien puede abandonar su hogar y sólo regresará a el si se ha convertido en un hombre de honor y en un sirviente leal. Sus padres no consentirán otra cosa.


En los últimos años de rebelión por conservar la tradición samurai y en contra de la abolición, los niños y niñas eran estrictamente entrenados para la guerra y entraban de lleno en la contienda. Hablamos de niños a partir de los 11 años de edad, según su fortaleza física, adiestramiento, coraje y bravura. 



El mayor de estos niños destinados a morir por su honor, pero sobre todo por su amo (Daimyô)  no alcanzaban a tener los 17 años de edad.







Sólo y si eras un buen Samurái o una buena Onna Bugeisha, entrenabas sin cesar, sin importar cual alto precio se pagaba por ello en sacrificio, dolor y sufrimiento, podías llegar a la edad adulta.




Pocos de ellos llegaban alcanzar la vida de ancianos. Comenzaban jóvenes y morían jóvenes, como la flor del cerezo (Sakura).

En los últimos años no fue nada fácil para éstos niños, tampoco lo fue para los mayores. Lucharon y murieron, pero otros sobrevivieron, y desafiaron y transgredieron todas las normas de la abolición, porque su espíritu sigue intacto, vivo en el alma de cualquier guerrero.

Al final, no conocieron otra vida que la del sacrificio. Los niños samuráis, los niños de la muerte.
Los que vivimos, solo podemos ofrecerle todo nuestro respeto y admiración. 



Ricardo Mercado Sierra








RONIN - El hombre ola

NOTA: El presente artículo es sacado de mi libro "LA HISTORIA PERDIDA DEL SAMURÁI" y en exclusiva para el grupo de Facebook creado por el Gran Maestro José Coello Laredo en beneficio de todos los amanes de las artes marciales. Espero lo puedan disfrutar.


 RONIN - El hombre ola


Escribir sobre el Ronin es tarea ardua, ya que hay muy poco escrito sobre el hombre ola. La historia se ha encargado de borrar de la memoria todo rastro de estos personajes. Nada extraño, ya sucediera antes con los Shinobis, las Onna Bugeisha y otros. Quien se manifiesta en contra del poder dirigente y se muestra rebelde ante la nación gobernante, o bien es borrado de la historia, o bien se nombra poco/casi nada.

El término Ronin, si bien aún se usa en Japón, es para referirse a los estudiantes que no han aprobado el curso o examen a la selectividad...como el hombre ola, a quien no tenía amo para servir, el estudiante no tiene escuela donde estudiar. Aunque es frecuente denominar al Ronin como "Hombre Ola", los kanjis que lo compone, también puede traducirse como "Hombre errante", que a mi juicio sería el "más correcto". Y digo el más correcto entre comillas, porque es en lo que se convertía un samurai al dejar de servir a su amo por voluntad propia (desertor), o por decisión de su damyo o fallecimiento de este.

Muchos samurais al dejar este status social alto o medio/alto, con respecto a otros ciudadanos, se encontraban en una situación de crisis emocional. Vagaban sin rumbo fijo, muchos se convertían en mendigos, vagabundos y dados al alcoholismo. Difícilmente eran aceptados en la comunidad y ni ellos mismos lo aceptaban, salvo muy pocos que aún permanecían fieles al compromiso de la lucha y el sentimiento guerrero. El caso más famoso de los Ronin sin duda es el acaecido con los 47 Ronin, hoy estos venerados por permanecer fieles a su gobernante al ser este obligado a cometer el Seppuku y de forma vengativa estos 47 samurais ahora convertidos en Ronin tomaron venganza por su cuenta, de no ser por este hecho, difícilmente hubieran pasado a la historia.


                                                 Foto: Cementerio y tumbas de los 47 Ronin. 


                                Foto: Plano de cómo están situadas las tumbas de los 47 Ronin.

Algunos de ellos y gracias a sus habilidades, tanto artísticas, como técnicas de combate o su perspicacia para sobrevivir, tomaron otros oficios, bien en solitario, bien en familia o en grupos.



Algunos aún se dejaban fotografiar con sus atuendos de samurais para ganarse unos cuartos.


La mayoría de ellos se cubrían el rostro para no ser reconocidos o por ocultar su vergüenza.

Otros se mostraban orgullosos por ser liberes y conocer la libertad.




La vida del Ronin no fue para nada fácil, cambiaron de estar en un status social alto, por el más bajo de todos. Tuvieron que luchar duro para sobrevivir y más aún para poder ser aceptados. Los que no murieron por Seppuku, murieron en campo de batalla negándose a dejar de ser guerreros, unos como mercenarios, otros como sicarios. Tal vez no fuera la forma más correcta de llevar su código de honor, pero debían sobrevivir a la dura vida que les esperaba.






Algunos buscando la paz y sosiego, encontraron refugio entre la propia familia u otros grupos que vivían la misma situación.





En poco tiempo sus vidas habían cambiado, y pronto se dejaría ver su decadencia. Aquellas vestiduras que los hacían respetables, se convirtieron en poco menos que en andrajos.







Obligados a abandonar su hogar y a mendigar muchos de ellos. Otros se refugiaban en la fe de sus creencias y se hicieron monjes. 




Ahora solo les quedaba la familia, pero ante todo, sus hijos.

De hecho se ha filmado una película que trata sobre ello... Lone wolf and Cub (El Lobo solitario).

Película basada en un Comic bajo el mismo título.

Fuere como fuere, la vida del Ronin era así. No existía otro motivo de existir, salvo luchar por su familia. Así lo muestra la propia historia, y las múltiples pruebas que lo confirman. 
La Onna Bugesisha, no podía escapar a la tentación de ser convertida en mujer Ronin, con los mismos derechos y motivos que el hombre.

Defendiendo el Honor de la familia Ronin. A pesar lo que se podía decir de ella, los prejuicios y los perjuicios. Esta era vista por el resto de la sociedad japonesa como una bruja endemoniada o como poco, como una mujer de  dudosa reputación.

Pero no dejaron de ser fieles a su compromiso, sintiéndose libres, pese al rechazo y discriminación. Su espíritu guerrera las mantenían vivas.



Con mejores o peores atuendos, pero vivas y libres.
Aun en su condición de Ronin, libraron muchas batallas en las continuas contiendas, duelos y asaltos.



Por lo que su entrenamiento debería seguir constante, ahora con mayor rigor y con mayor motivo.


Después de todo, el Ronin sabía que había nacido guerrero y debería morir luchando.

Algunos historiadores dicen que  Miyamoto Musashi se convirtió en Ronin, esta historia no está confirmada. Existen dos razones que sostienen que no pudo ser: a) difícilmente un desertor pasa a la historia oficial como héroe nacional, y b) si hubiera sido por causa de ser huérfano de un damyo por servir, cualquier otro damyo lo hubiera contratado al ser uno de los mejores samurais que pasó a la historia.

La historia se ha encargado de ocultar la figura del Ronin, casi hasta aparecer la leyenda de los 47 Ronin y porque estos defendían el honor de su daimyo (señor de la guerra), en caso contrario, igual ni aparecían en la historia. Y cuando algo se decía de ellos, no era más que para criticar sus acciones, menospreciando su existencia, burlándose de ellos, ridiculizándolos por sus ropajes hechos de paja, o como poco acusándoles de criminales, ladrones y seres no gratos en la sociedad.

Foto: grabado de unos Ronin asaltando y robando en casa de un señor de la guerra o Daimyo.

Foto: así eran representados en muchos escritos y grabados de la época. Grabado de un Ronin con sarna.


Inclusive eran considerados diabólicos, seres no deseados. Grabado de un Ronin diabólico.

Para mí y para cualquiera que conozca bien la historia de los Ronin, éstos no dejaron de ser bravos guerreros, feroces, hábiles y con un alto sentido del deber, de la ética y los valores, y sobre todo, de la libertad. Más audaces, más rigorosos que los samurais, pues estos llevaban como bandera y estandarte el significado real del vocablo SAMURAI que no es otro de que “SERVIR”, y no para servir a un daimyo, sino para servir a la humanidad.
El credo que ahora honsosamente se le atribuye al samurai, no es más que el credo del Ronin. Solo hace falta tener un poco de sentido común, para comprender que ese credo, nunca pudo ser de un samurai.
Dicta así:
No tengo parientes, yo hago que la tierra y el cielo lo sean.
No tengo hogar, yo hago que ellos también lo sean.
No tengo poder divino, yo hago de la honestidad mi poder divino.
No tengo medios, yo hago mis medios de la docilidad.
No tengo poder mágico, yo hago de mi personalidad mi poder mágico.
No tengo cuerpo, yo hago del estoicismo mi cuerpo.
No tengo ojos, yo hago del relámpago mis ojos.
No tengo oídos, yo hago de mi sensibilidad mis oídos.
No tengo extremidades, yo hago de la rapidez mis extremidades.
No tengo leyes, yo hago de mi auto-defensa mis leyes.
No tengo estrategia, yo hago de lo correcto para matar y de lo correcto para restituir la vida mi estrategia.
No tengo ideas, yo hago de tomar la oportunidad de antemano mis ideas.
No tengo milagros, yo hago de las leyes correctas mis milagros.
No tengo principios, yo hago de la adaptabilidad a todas las circunstancias mis principios.
No tengo tácticas, yo hago del vacío y la plenitud mis tácticas.
No tengo talento, yo hago que mi astucia sea mi talento.
No tengo amigos, yo hago de mi mente mi amiga.
No tengo enemigos, yo hago del descuido mi enemigo.
No tengo armadura, yo hago de la benevolencia mi armadura.
No tengo castillo, yo hago de mi mente inamovible mi castillo.
No tengo espada, yo hago de mi no mente mi espada.

Todo lo demás, lo que fue y no fue, está escrito en la historia oficial.


Ricardo Mercado Sierra













LA GUARDIA CIVIL- LA BENEMÉRITA

 Nota: Este artículo no pretende hacer ningún tipo de apología política, sino simplemente aclarar algunos conceptos muchas veces confundidos...