EL PODER DE LA MÚSICA

Dicen que la música amansa las fieras. Traen paz y regocijo. Puede darnos valor en el campo de batalla, a veces inspiración para crear obras de arte, otras veces despiertan recuerdos olvidados. Música que incita a moverte al ritmo de la misma, tal vez a relajarte y reflexionar.

Notas increíblemente mágicas que ayudan a vivir, a sentir, a llorar o reír.

Sonidos extraordinariamente armonizados con el compás de la vida, capaces de organizar el baile sagrado de la alegría. Puede que sea lo primero que escuchemos al nacer y puede que nos acompañe en desfile funeral de nuestra despedida.

La música es poesía, incluso filosofía. Es lenguaje, entendimiento, acercamiento. No necesita pasaporte para traspasar fronteras y habla el idioma más universal que se conoce. Incluso el sordo puede disfrutar de ella con tan solo notar sus vibraciones. Al ciego lo hace ver y dibujar un mundo de colores.

Rimas, cantos que nos cuentan sus vivencias e inquietudes, sirve de descaro y de protesta, de llamada de atención por la buena causa. De nana para calmar el llanto de un niño o de motivación a seguir viviendo por su encanto.

La música es terapia y medicina para el alma.

No dejen de encontrarle sentido a la Música!

ENTRE NOTA Y NOTA 

 

Mientras unos intentan hacer sonar sus instrumentos, otros están creando arte. Mientras unos hacen ruido con los instrumentos, otros crean melodías. Ahí está la diferencia entre el músico y el que intenta serlo.

Yo no tengo buen oído para la música, pero percibo cuando unas notas llegan a entrar en mí, y cuando se quedan a años luz de poder emocionarme.

Dicen que sobre los gustos no hay nada escrito, y la música quizás sea de esas cosas que se han creado para la diversidad de gustos. Lo cierto es que es el lenguaje universal. El que puede unir en armonía a todo el mundo, incluso hay quien afirma que mansa a las fieras. Puede emocionar, alegrarte o ponerte melancólico, traen recuerdos y añoranza, divierten y tranquilizan. Motivan y dan valor al guerrero, como puede atormentar a cualquiera que no desea escucharla. Altera, suaviza, relaja... y no es necesario conocer su lengua para entenderla.

Una banda es el grupo que mejor ha de compenetrarse con los demás miembros, tan armoniosamente como hacen sonar sus notas. El que por necesidad forma el equilibrio pendular entre uno y el resto del grupo, es la síntesis del sincronismo perfecto, entre el músico y su instrumento, entre tocar sus notas por individual y el estar en perfecta coexistencia con el resto del grupo, es la unión de un todo por un todo.

He visto a sordomudos bailar al ritmo de las vibraciones de un altavoz, a ciegos tocar la acordeón. Niños que se duermen con una nana cantada y a bebés emocionarse al oír a su madre cantar. No hay fronteras, ni barreras, ni política, ni credo que puedan apagar el sonido de una nota musical, porque incluso podemos cantar en silencio o recordar alguna melodía. Y los perros pueden oír el silbato insonoro para el hombre.

Los políticos inventan melodías a las que le llaman "Himno" y hoy existen himnos para todo: el himno a la esperanza, el himno a la amistad, el himno a la Paz. El himno a los vivos combatientes y el himno a los caídos. Todos se emocionan al escuchar sus himnos que los identifican como colectivo y hermandad.

Hace años, la misa era cantada y en muchas creencias usan el cántico como oración... y es que quizás alguien descubriera que hasta a Dios le agrada que le canten alabanzas.

Veremos la reacción de una bailarina con alzheimer al escuchar "El lago de los Cisnes":

Marta González Saldaña, conocida como Marta Cinta, que hizo su formación artística en Estados Unidos e Iberoamérica y llegó a ser primera bailarina del Ballet de Nueva York en los años sesenta, se emociona desde su silla de ruedas e intenta interpretar principalmente con las manos la conocida composición de Tchaikovsky.

Del mismo modo se está llevando a cabo desde hace años un programa de música terápia en muchos centros de atención a mayores con problemas emocionales,depresión, autoestima y/o de alzheimer.

La música es el arte más universal que el hombre ha creado sobre la Tierra. No existe cultura humana que no tenga al menos una forma musical propia que la identifique. Como forma de expresión artística, su finalidad es la de brindar una experiencia al oyente, transmitiendo desde sentimientos, emociones, circunstancias, pensamientos o ideas. Todo ello acompañado de melodías, sonidos y ritmos que buscan estimular al ser humano.

Todo esto brinda un enorme poder a la música, y es que ella más que una expresión artística, es un puente comunicacional entre las distintas culturas humanas. De esa forma, la música se transforma en un estímulo que afecta el campo perceptivo del individuo. Uno que influye en el flujo sonoro  y que puede cumplir con variadas funciones como lo son el entretenimiento, la comunicación, la ambientación, la diversión, entre otras.

Con todo esto, podemos decir que la música lleva un poder enorme, uno que va más allá de las simples y agradables notas musicales y que apenas comenzamos a comprender del todo.

La música durante la niñez

El ser humano durante toda su vida tiene una estrecha relación con la música. De hecho, es durante la niñez, el momento donde la música juega un papel crucial. La música está presente en sus primeros juguetes, en donde se suelen incorporar silbidos, tonos, sonidos y músicas, que intentarán imitar. Todo esto como una forma de fomentar la curiosidad y la exploración del mundo que le rodea. Eventos que enriquecerán su creatividad y capacidad de comunicación con el paso del tiempo.

Pero más allá de la interacción musical a la que se ven introducidos, los niños experimentan por su propia cuenta con esta. En principio por medio de balbuceos, risas, hasta llegar a elementos musicales más elaborados. Todo esto como parte del ciclo de desarrollo de los niños y como fase preparativa de lo que vendrá a futuro.

Oscar Wilde decía que “el arte de la música es el que más cercano se halla de las lágrimas y los recuerdos”.

-Ricardo Mercado Sierra-